martes, 18 de marzo de 2014

Lo saben antes



Un mala noche. Una cena excesiva. Una vigilia de difícil conciliación del sueño. Y en esa espera oyes cosas que ayer no se oían. La chicharra calienta sus alas y los trinos de los pájaros hacen que aun te cueste más descansar.
En un momento de esa madrugada recobras el sentido del tiempo. Tardas en darte cuenta de los cambios. Pero cambios que llegan todos los años y que un día, sin saber porqué se producen. Resuenan en tu cabeza de nuevo los trinos de los pájaros. Esos trinos que son cantos al buen tiempo, al amor, al apareamiento, distintos a los de ayer. Sonaban nuevos en mi cabeza. Despertaba mi sangre, abría más mi corazón. Avivaba mis ganas de cambio. El frío desaparecía. Volvía el sol. Volvía la luz.
Recuerdas el paseo de la mañana llegando a casa y la mirada al paseo de naranjos que lo jalonan, recuerdas las puntas de las ramas y el cambio de color de esas tres hojas de un color verde más tierno, más nuevo, de nueva vida.
Mi espera al reposo ya no era desesperante. Yacía en la paz del deseo de una nueva primavera que en tantos años podía decir que había descubierto justo el momento de su llegada, sin esperar a un calendario ni a un equinoccio marcado por el tiempo.

Los animales saben antes que los astrónomos cuando deben trinar a sus parejas. Y decirles que ya llega la primavera. 

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