jueves, 18 de septiembre de 2014

Andar es Morir



Se acaban las vacaciones y sigue sus pasos como tantos días. Espera que ahora pueda entrar en más puertas. La soledad, de las calles y paseos de días anteriores, se empiezan a tornar en movimiento tenue hasta que llegue la algarabía.
Las parejas de la mano se despiden a besos. Los pantalones cortos se cambian por faldas y pantalones largos, los top y polos por camisas de manga larga. Los escaparates quitan sus carteles y se visten de nuevo con sus maniquíes.
Sus pasos son continuos y su mirada más precisa. Los niños aun no aparecen. No tardaran. Las paradas a preguntar ahora son más. Las puertas se abren. No se mira ya en los cristales, mira dentro de éllos.
Empezarán los colores ocres a sustituir a los brillantes. El agua dejará de ser automática para ser divina. Y la calima al aire frio. Sus pasos continuarán todos los días hasta que llegue el invierno y vuelva el estío.
Quiere parar o dejar de ser un parado. Parar es vivir.

Andar es morir un poco todos los días. 

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