La fuerza, el tesón, la dulzura, creer, confiar, nada es
imposible.
Una disposición de la vida adecuada para sentirse vivo.
Una ayuda, un apoyo, el cariño, el amor, el esfuerzo.
Nadie le dijo que no se podía. Nadie le dijo que era
imposible. Nada se cerró sin volver a abrirse.
Anduvo con pasos lentos, titubeantes al principio, claro,
como todos. Pero no paró de andar, su sueño era saberse que podía conseguirlo.
Se mostró a todos, con encanto, desenfado, risueño, seguro. Su fin no sabe dónde
está, su meta es tan magnífica que aun no la ve.
Se puso desde los cinco años los palillos en los dedos
pulgares y hasta ahora. Y no parará, seguro.
Un instrumento de más de tres mil años en sus manos, hace
que las carretillas, el tin, el tan, el tian o el posticeo sean sonidos de armonía
total. Da igual un concierto de Aranjuez que una canción de Metálica. Posición
de sus pies, sus manos en la armonía del baile.
Nos dejó sin palabras Javier